Durante muchos años la convicción
sobre la creación de lluvias ha estado estancada y ha sido indiscutible. Por suerte, un estudio reciente del CIFOR (Centro
de investigación internacional forestal)
revela una nueva teoría que defiende
los bosques como los creadores de lluvias.
Hasta ahora se creía que los bosques se formaban allí donde llovía
pero ahora los científicos se plantean que es justo lo contrario. Gracias a
los vientos atmosféricos y la
situación de grandes masas
forestales se generan las
corrientes necesarias para que la
precipitación sea posible.
De este modo, la
realidad conocida cambia y se entiende que las regiones lluviosas no lo serían sin
la existencia de bosques, y la
pérdida de estos convertiría de manera
inevitable un paisaje árido.
Por primera vez una nueva teoría que han calificado de "controvertida" plantea una sencilla relación entre la física y la ciencia del clima, y por ahora "nadie ha podido rechazar la teoría".
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