Somos muchos los que
soñamos con la
posibilidad, en muchos casos demostrada, de
acumular energía gracias a
nuestro movimiento.
En concreto hoy
hablamos de un aparato que se ha inventado que, colocado
en el calzado, transforma el impulso que creamos contra
el suelo en electricidad. Esta corriente se almacena directamente en una
pequeña batería que más tarde se puede
utilizar como cargador.
Imaginad si pudiéramos hacerlo a gran escala.
Imaginad unas estaciones de tren donde los suelos
fueran construidos con el mismo método.
Imaginad gimnasios que las máquinas de bicicleta, las de subir escaleras,
las de remo.... estuvieran
asociadas a baterías
con las que se alimentara todo el gimnasio.
Parece que poco a poco la imaginación llega a las
manos adecuadas y las ideas se hacen
realidad.