En
Holanda hace años que van a la cabeza del reciclaje. Reciclan y separan todos los materiales pero además, les ponen
nombres y apellidos. Es de esta manera que saben qué comunidad de vecinos genera más residuos y si
es necesario, en caso de que hayan
sobrepasado los límites, se queden sin poder tirarlos.
Pero ahora eso ya ha quedado atrás, y para evitar que ciertos
vecinos aprovechen otros han creado los contenedores
de basura inteligentes. Ahora
cada familia tiene un carnet
de identificación que debe presentar
a un dispositivo inalámbrico para que éste le abre
el contenedor de basura.
Es entonces que un sistema subterráneo de clasificación distingue entre la basura y envases reciclables, calculando la factura a abonar por cada familia. Lo que se puede reciclar es gratuito, el resto se paga y el exceso de peso, también.
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